Es difícil hablar de Aerolíneas Argentinas en tiempo de elecciones, de campañas políticas en Argentina. Sobre todo cuando su presidente, Mariano Recalde, es uno de los líderes políticos de La Campora -la corriente, dentro del Frente para la Victoria más ortodoxa del kirchnerismo- y a su vez el blanco preferido de la oposición y medios de prensa enfrentados con el gobierno.
Más allá de las críticas que apuntan principalmente a que el gobierno desembolsa una fortuna en la empresa y no existen comprobantes sobre dónde va el dinero, ya que no se presenta balance de gestión, hay que decir que estos últimos años el Grupo Aerolíneas Argentinas tuvo cambios importantes.
Un dato interesante es que la última semana de mayo la compañía aérea alcanzó el 83,8% de participación en el mercado de cabotaje. Este porcentaje significa un récord de los últimos ocho años. La brecha se amplía si se compara los resultados de mayo 2013 (82%) frente a mayo 2009 (67%).
Otro número relevante, que aporta la empresa y que habla del momento actual es la cifra alcanzada en las ventas de la línea aérea por medio de su portal web www.aerolineas.com. Si se compara el primer cuatrimestre de 2013 con el de 2012, las ventas directas de pasajes de Aerolíneas Argentinas y Austral aumentaron 64 %.
En lo personal prefiero que a la empresa le vaya bien. Es cierto que hace falta transparencia para que se aclaren las cuentas, lo mismo que debe ocurrir con todo órgano estatal.
Es verdad que un porcentaje muy pequeño de la población tiene alcance al servicio, siendo que todos aportamos con nuestros impuestos para que Aerolíneas remonte vuelo. Pero también es cierto que la conexión aérea en un país como Argentina es más que vital para los negocios y la economía en general.